El valor benéfico de la actividad ciclística es ampliamente reconocido y puede ser experimentado directamente por cualquiera que practique dicha actividad. Desde el punto de vista de la fisiología, el ciclismo es clasificado como una actividad deportiva de tipo predominantemente aeróbico, de resistencia, que compromete altamente al sistema cardiocirculatorio y respiratorio y a numerosas zonas musculares. Por este motivo, la práctica de este deporte permite obtener las clásicas mejoras típicas de los deportes de resistencia:
Eficiencia cardiaca – Con cada latido el corazón bombea una mayor cantidad de sangre.
Capacidad respiratoria – Mejora el intercambio de oxígeno en los alvéolos pulmonares.
Eficiencia muscular – En los músculos comprometidos aumenta la vascularización y mejora la capacidad de extracción de oxígeno de la sangre y de uso de los carbohidratos.
La práctica regular del ciclismo conlleva además a un mejor control de la presión arterial, de la glicemia, del colesterol y del peso corporal, con beneficios demostrados para la prevención y el control de patologías tales como la hipertensión, enfermedades cardiovasculares isquémicas, diabetes, obesidad.
No obstante, para que practicar el ciclismo sea un placer y no se convierta en un sufrimiento, no debemos olvidar algunas precauciones:
- Por ejemplo, un cuadro de medida inapropiada o una posición incorrecta en el sillín causa molestias en la columna vertebral o en las articulaciones de los miembros inferiores, por este motivo cuando se compra una bicicleta es importante encomendarse a comerciantes expertos.
- Para evitar enfermedades causadas por enfriamiento, la indumentaria debe ser adecuada al clima, permitir la evaporación del sudor y la protección contra el viento.
- El uso de casco, gafas y guantes limitará los daños en caso de caídas y accidentes.
- Estas son las advertencias y los consejos que desde siempre son dados a quien aborda el ciclismo.
Pero, aunque algunos prefieren no hablar, hay algo más…
… el sillín.
La investigación ha revelado también una serie de otras molestas y patologías que, incluso con menor incidencia, pueden manifestarse en quien anda en bicicleta y, por lo tanto, utiliza el sillín.
He aquí lista:
Priapismo, trombosis de vasos del pene, infertilidad, hematuria, torsión del funículo espermático, prostatitis, lesiones nodulares del perineo, aumento de los valores séricos del PSA, eyaculación precoz o tardía, anorgasmia en la mujer, dificultades en el vaciado vesical y, en el hombre, prostatitis agudas.
Conclusiones
La compresión de la superficie perineal implica el aplastamiento de las estructuras neuro-vasculares y posibles consecuencias en la fisiología de la función eréctil.
La geometría del sillín de la bicicleta puede influir de manera determinante en la reducción de la compresión y, por lo tanto, es un parámetro fundamental que se debe considerar y evaluar en el momento de su elección.